ENTRENAMIENTO

Cómo mantener la masa muscular después de los 40 años

Introducción

Después de los 40 años, muchas personas comienzan a notar una pérdida progresiva de masa muscular, fuerza y rendimiento físico. Este proceso, conocido como sarcopenia, es parte natural del envejecimiento, pero no es inevitable ni irreversible. Con el entrenamiento adecuado, una nutrición enfocada y algunos hábitos estratégicos, es posible mantener e incluso aumentar la masa muscular a lo largo de la vida adulta. En este artículo, exploramos las causas de la pérdida muscular, sus consecuencias, y cómo prevenirla eficazmente desde los 40 en adelante.


¿Qué es la sarcopenia y por qué ocurre?

La sarcopenia es la pérdida progresiva de masa muscular y fuerza asociada al envejecimiento. Comienza a manifestarse desde los 35-40 años, con una pérdida promedio del 1% de masa muscular por año a partir de los 50.

Causas principales:

  • Disminución de hormonas anabólicas (testosterona, hormona de crecimiento).
  • Menor síntesis proteica.
  • Sedentarismo.
  • Alimentación inadecuada.
  • Estrés crónico y falta de descanso reparador.

La sarcopenia no solo afecta la fuerza física, sino que aumenta el riesgo de caídas, disminuye la autonomía y contribuye al desarrollo de enfermedades crónicas.


¿Por qué es importante mantener la masa muscular?

  • Previene lesiones y caídas.
  • Mejora el metabolismo y ayuda a controlar el peso.
  • Aumenta la densidad ósea.
  • Favorece la sensibilidad a la insulina y la salud metabólica.
  • Contribuye a un envejecimiento activo, independiente y saludable.

Mantener la masa muscular no es solo una cuestión estética o deportiva, sino una herramienta fundamental para la longevidad con calidad de vida.


Estrategias clave para preservar y aumentar músculo después de los 40

1. Entrenamiento de fuerza: la piedra angular

Nada reemplaza al trabajo de fuerza para estimular la síntesis de proteínas musculares. Se recomienda:

  • Frecuencia: 2 a 4 veces por semana.
  • Ejercicios multiarticulares: sentadillas, peso muerto, press de banca, dominadas, remo, zancadas.
  • Progresión: aumentar paulatinamente la carga o el volumen para estimular el crecimiento.
  • Variación: cambiar rutinas cada 4-6 semanas para evitar estancamiento.

Importante: el entrenamiento de fuerza debe ser supervisado o bien planificado, especialmente si hay lesiones previas o patologías.


2. Aporte proteico adecuado

Después de los 40, el cuerpo responde menos eficientemente a la proteína. Por eso se recomienda:

  • Cantidad diaria: entre 1,4 y 2 g de proteína por kg de peso corporal.
  • Distribución: repartir la proteína entre todas las comidas (no solo en cena o post entreno).
  • Fuentes: carnes magras, huevos, pescados, legumbres, tofu, lácteos, suplementos si es necesario (whey protein).

Estudios muestran que una distribución uniforme de 25-35g por comida es más eficaz que grandes cantidades una sola vez.


3. Combinar con ejercicios de resistencia

El entrenamiento aeróbico también debe estar presente, idealmente con:

  • Sesiones de caminata rápida, bici o trote moderado.
  • Entrenamientos HIIT de baja frecuencia (2x/semana) si hay buen nivel previo.
  • Movilidad y flexibilidad (yoga, pilates) para cuidar articulaciones.

El objetivo es mejorar el sistema cardiovascular sin interferir con la recuperación muscular.


4. Sueño y descanso: el músculo se construye al dormir

El entrenamiento es el estímulo, pero el músculo se forma en el descanso. Dormir al menos 7-8 horas es crucial para:

  • Favorecer la secreción de hormona de crecimiento.
  • Recuperar tejidos.
  • Reducir el cortisol (hormona catabólica).

Si hay problemas de sueño, conviene revisar rutinas nocturnas, uso de pantallas o implementar técnicas de relajación.


5. Controlar el estrés crónico

El estrés sostenido eleva el cortisol, que puede degradar masa muscular y promover acumulación de grasa visceral. Se recomienda:

  • Técnicas como respiración consciente, mindfulness, meditación.
  • Ejercicio regular, que también es antiestrés natural.
  • Organizar el tiempo para evitar la sobrecarga mental.

6. Suplementación inteligente

Algunos suplementos pueden colaborar, siempre con asesoramiento profesional:

  • Proteína en polvo (whey, vegetal): práctica para alcanzar requerimientos.
  • Creatina monohidratada: mejora fuerza, masa muscular y rendimiento cognitivo en adultos mayores.
  • Vitamina D: su déficit es común y se asocia a debilidad muscular.
  • Omega 3: efecto antiinflamatorio y protector cardiovascular.

7. Controles médicos regulares

Después de los 40, conviene realizar controles clínicos y análisis:

  • Perfil hormonal (testosterona, tiroides).
  • Función renal y hepática.
  • Glucemia, lípidos y vitamina D.
  • Evaluación física general.

Esto permite detectar a tiempo deficiencias que pueden impactar en la masa muscular o rendimiento físico.


Ejemplo de rutina semanal combinada

DíaActividad
LunesFuerza (tren inferior + core)
MartesCardio + movilidad
MiércolesFuerza (tren superior)
JuevesDescanso o yoga
ViernesFuerza + HIIT breve (20 min)
SábadoCaminata prolongada o bici
DomingoDescanso activo o elongación

Mitos frecuentes sobre entrenamiento en adultos

  • “Es tarde para empezar”: nunca es tarde, el cuerpo siempre responde.
  • “Solo necesito caminar”: caminar es saludable, pero no reemplaza el estímulo muscular de la fuerza.
  • “Voy a volverme grande o rígido”: el entrenamiento adecuado no genera volumen excesivo, sino tono y salud.

Conclusión

Mantener la masa muscular después de los 40 es un acto de autocuidado inteligente. No requiere obsesión ni vivir en el gimnasio, sino constancia, enfoque y decisiones bien informadas. Con entrenamiento de fuerza, buena alimentación, descanso y controles, es posible vivir con fuerza, autonomía y energía hasta edades avanzadas. No se trata solo de sumar años a la vida, sino vida a los años.

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