SALUD

Prevención de esguinces en los deportes: estrategias clave para mantenerte activo y sin lesiones

Los esguinces son una de las lesiones más frecuentes en la práctica deportiva, tanto en atletas profesionales como en personas que realizan actividad física de manera recreativa. Ocurren cuando los ligamentos, estructuras que conectan los huesos entre sí, se estiran o se rompen por movimientos bruscos o torsiones excesivas.

Si bien muchas veces se subestiman por su aparente “simplicidad”, los esguinces pueden causar dolor intenso, inflamación prolongada y, en algunos casos, inestabilidad articular crónica si no se tratan y previenen correctamente.

Este artículo explora las causas más habituales de los esguinces, qué factores aumentan el riesgo y, sobre todo, cómo puedes prevenirlos mediante ejercicios específicos, equipamiento adecuado y hábitos de entrenamiento seguros.


¿Qué es un esguince y por qué ocurre?

Un esguince se produce cuando un ligamento se fuerza más allá de su límite fisiológico. Según su gravedad, pueden clasificarse en:
Grado I (leve): distensión sin rotura.
Grado II (moderado): rotura parcial de fibras.
Grado III (severo): rotura total del ligamento.

Los deportes con cambios rápidos de dirección, saltos o contacto físico —como fútbol, baloncesto, hockey, trail running o artes marciales— concentran el mayor número de lesiones de este tipo.

Las localizaciones más comunes son:
🔹 Tobillo (70% de los casos).
🔹 Rodilla (ligamentos cruzados y colaterales).
🔹 Muñeca y dedos.


Factores de riesgo que aumentan la probabilidad de esguinces

La mayoría de los esguinces no son producto de “mala suerte”, sino de una combinación de factores que podemos prevenir en gran medida. Entre los más destacados, se encuentran:

  • Fatiga muscular (entrenar sin descanso suficiente).
  • Falta de calentamiento previo.
  • Superficies irregulares o resbaladizas.
  • Calzado inadecuado.
  • Desequilibrios musculares y debilidad estabilizadora.
  • Técnica deficiente en gestos deportivos.
  • Historial previo de esguinces (factor de riesgo importante).

Estudios publicados en British Journal of Sports Medicine destacan que el 80% de quienes sufren un esguince de tobillo volverán a lesionarse si no hacen un programa preventivo de propiocepción.


Estrategias de prevención: cómo reducir el riesgo de esguinces

🔹 1. Calentamiento progresivo y específico

Antes de entrenar o competir, dedica al menos 10-15 minutos a preparar el sistema muscular, articular y neuromotor.

El calentamiento debe incluir:
✅ Movilidad articular (círculos de tobillo, cadera, hombros).
✅ Trote suave o skipping.
✅ Ejercicios de activación neuromuscular.
✅ Movimientos específicos del deporte.


🔹 2. Ejercicios de fortalecimiento y propiocepción

Un componente clave de la prevención es trabajar la fuerza estabilizadora y el equilibrio. Estos ejercicios fortalecen los músculos y entrenan los receptores sensoriales que regulan la posición articular.

Algunas opciones recomendadas:

  • Equilibrio sobre una pierna (ojos abiertos y cerrados).
  • Uso de bosu o superficies inestables.
  • Caminata lateral con minibandas.
  • Saltos con caída controlada y equilibrio.
  • Trabajo excéntrico de peroneos y tibiales.

Se aconseja realizarlos 2-3 veces por semana como parte del entrenamiento regular.


🔹 3. Elección del calzado adecuado

Cada disciplina requiere calzado específico que brinde sujeción y tracción acorde al terreno.

  • Running en asfalto: zapatillas con buen control de estabilidad.
  • Trail running: suela adherente y refuerzos laterales.
  • Deportes de campo: tacos o multitaco según superficie.

El calzado desgastado multiplica el riesgo de torsiones.


🔹 4. Control de la fatiga y el volumen de entrenamiento

La fatiga disminuye los reflejos protectores. Programar correctamente la carga semanal y descansar cuando corresponda es una medida esencial.

✅ Alternar sesiones de alta intensidad con días de recuperación.
✅ Dormir al menos 7-8 horas diarias.
✅ Hidratarse correctamente.


🔹 5. Entablillar y vendajar sólo si está indicado

Algunas personas usan vendajes o ortesis de manera preventiva. Si bien en ciertos casos (antecedentes de esguinces graves) pueden ser útiles, no deben sustituir el fortalecimiento y la propiocepción.

Consulta con un fisioterapeuta deportivo si dudas sobre su conveniencia.


¿Qué hacer si ocurre un esguince?

Si, a pesar de las medidas, ocurre una lesión, sigue estas recomendaciones:

Protocolo RICE (Reposo, Hielo, Compresión, Elevación):

  • Reposar y no apoyar peso.
  • Aplicar frío local 10-15 min cada 2-3 horas.
  • Colocar vendaje compresivo moderado.
  • Elevar la extremidad.

Consulta médica si:

  • Dolor intenso que no mejora en 48h.
  • Imposibilidad de apoyar.
  • Deformidad evidente.
  • Parestesias o pérdida de sensibilidad.

Un diagnóstico temprano reduce secuelas y acelera la recuperación.


Importancia de la readaptación progresiva

Tras un esguince, la tentación de volver a entrenar rápido puede ser alta. Sin embargo, no respetar las fases de recuperación aumenta el riesgo de cronificación.

La vuelta a la actividad debe incluir:

  1. Movilización progresiva sin dolor.
  2. Fortalecimiento de la musculatura estabilizadora.
  3. Entrenamiento de la propiocepción y el equilibrio.
  4. Reintroducción paulatina de gestos deportivos.

Conclusiones

Los esguinces no son lesiones banales. La combinación de un programa de fortalecimiento, técnica adecuada y prevención activa puede reducir su incidencia de manera significativa.

Recuerda:
🔸 La prevención es responsabilidad de todos.
🔸 La preparación física y la atención a la técnica son tan importantes como el entrenamiento específico.
🔸 Consultar a un profesional de salud deportiva ante cualquier duda es la mejor inversión en tu bienestar.

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