NUTRICIÓN SALUDABLE

Hidratación en clima frío: beneficios y cómo aplicarlos

Cuando bajan las temperaturas, muchas personas reducen su consumo de agua casi sin notarlo. Sin embargo, la hidratación en invierno o en climas fríos es tan importante como en verano, ya que el cuerpo sigue perdiendo líquidos, aunque de forma más silenciosa. Entender cómo y por qué hidratarse correctamente durante el frío es clave para mantener el rendimiento físico, la salud y el bienestar general.

Por qué también perdemos agua en invierno

Aunque no haya calor ni sudor visible, el cuerpo pierde agua constantemente a través de la respiración, la orina y la transpiración.
En ambientes fríos y secos, el aire extrae humedad de las vías respiratorias y de la piel. Además, el uso de calefacción interior acelera la deshidratación cutánea y respiratoria, provocando resequedad y fatiga.

Según el European Journal of Clinical Nutrition (2022), en climas fríos la pérdida de agua por respiración puede aumentar hasta un 30%, especialmente durante la actividad física al aire libre.

Señales de deshidratación en clima frío

En invierno, la sensación de sed disminuye hasta un 40%, según estudios del Army Research Institute of Environmental Medicine (2021). Por eso, muchas personas no perciben que están deshidratadas.
Algunos síntomas comunes son:

  • Fatiga o somnolencia sin causa aparente.
  • Dolor de cabeza o falta de concentración.
  • Piel seca o labios agrietados.
  • Reducción de la frecuencia urinaria.
  • Calambres o rigidez muscular.

El agua y el rendimiento físico

La hidratación no solo regula la temperatura corporal; también influye en el rendimiento muscular y cognitivo.
Cuando el cuerpo se deshidrata:

  • Disminuye el volumen plasmático y el transporte de oxígeno.
  • Se altera el equilibrio electrolítico.
  • Aumenta el esfuerzo cardíaco y la sensación de fatiga.

Un estudio del Journal of Strength and Conditioning Research (2020) demostró que una pérdida del 2% del peso corporal en agua puede reducir hasta un 10% el rendimiento físico en deportes de resistencia, incluso en temperaturas bajas.

Hidratación inteligente: qué, cuándo y cuánto beber

  1. No esperes a tener sed.
    La sed es un indicador tardío de deshidratación. Establecé horarios o recordatorios para beber.
  2. Agua templada o infusiones.
    El agua fría puede resultar poco apetecible; las infusiones de hierbas, caldos naturales o agua tibia con limón son alternativas eficaces y reconfortantes.
  3. Frutas y verduras ricas en agua.
    Naranja, manzana, pera, kiwi, zanahoria y zapallito ayudan a mantener el equilibrio hídrico.
  4. Caldos e hidratación invisible.
    Las sopas caseras aportan líquidos y electrolitos (sodio, potasio y magnesio) que ayudan a mantener el rendimiento metabólico.
  5. Evitar exceso de café y alcohol.
    Son bebidas diuréticas que pueden aumentar la pérdida de agua corporal.
  6. Antes, durante y después del ejercicio.
    • Antes: 400–600 ml de agua o infusión 1–2 h antes.
    • Durante: 150–250 ml cada 20 min de actividad.
    • Después: reponer 1.5 L por cada kilo perdido.

Hidratación y sistema inmunológico

El agua contribuye a mantener las mucosas respiratorias húmedas, lo que mejora la defensa frente a virus y bacterias.
En invierno, cuando proliferan las infecciones respiratorias, una buena hidratación refuerza las barreras naturales del organismo.
Además, ayuda al transporte de nutrientes y a la eliminación de toxinas, favoreciendo el equilibrio del sistema inmunológico.

En deportistas y personas activas

Entrenar en clima frío genera una falsa sensación de menor esfuerzo, pero el cuerpo sigue demandando líquidos para regular la temperatura y oxigenar los tejidos.
Los deportistas deben priorizar:

  • Agua mineral o bebidas isotónicas naturales con bajo contenido de azúcar.
  • Monitoreo del color de la orina: un tono claro indica buena hidratación.
  • Rehidratación posentrenamiento: incluir electrolitos y pequeñas dosis de sodio para favorecer la retención hídrica.

El American College of Sports Medicine (2023) recomienda evaluar el peso corporal antes y después de entrenar: una diferencia mayor al 2% indica déficit hídrico.

Hidratación y salud de la piel

El frío y la calefacción resecan la piel y los labios. Además de beber agua, se recomienda:

  • Usar cremas humectantes con base acuosa.
  • Evitar duchas muy calientes.
  • Incrementar la ingesta de omega 3 (pescados, chía, nueces).

El agua desde adentro y desde afuera mantiene la piel elástica, protege la barrera cutánea y evita la aparición de grietas o irritaciones.

Conclusión

Hidratarse en clima frío no es solo una cuestión estética o deportiva, sino una necesidad fisiológica.
Mantener un correcto balance hídrico ayuda a prevenir enfermedades, conservar la energía, cuidar la piel y optimizar las funciones corporales.
Aunque no sientas sed, tu cuerpo sigue necesitando agua todos los días.
Recordá: beber de manera constante, no solo en verano, es un hábito clave para la salud integral.

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