SALUD

Nadar para vivir mejor: beneficios de la natación en pileta desde la fisiología y el entrenamiento

La natación recreativa en pileta es una de las formas más completas y accesibles de ejercicio físico, recomendada tanto por profesionales de la salud como por especialistas en entrenamiento. A diferencia del entrenamiento competitivo o de las prácticas en aguas abiertas, nadar en una pileta climatizada, en un entorno controlado, permite disfrutar de los beneficios del movimiento acuático sin la presión de la competencia ni los riesgos del entorno natural.

Beneficios fisiológicos

Desde una perspectiva fisiológica, nadar activa grandes grupos musculares de forma simultánea, promoviendo la fuerza muscular, la resistencia cardiovascular y la flexibilidad articular (Colado et al., 2013). Es una actividad de bajo impacto, ideal para personas con sobrepeso, artrosis o lesiones articulares, ya que el agua reduce hasta un 90% el peso corporal soportado por las articulaciones (Geigle et al., 2014).

La natación también mejora la capacidad pulmonar. Estudios han demostrado que quienes nadan regularmente presentan una mayor eficiencia ventilatoria, lo que se traduce en una mejor oxigenación y rendimiento físico general (Reilly et al., 2009).

Salud mental y bienestar

Además de los beneficios físicos, nadar tiene efectos positivos sobre la salud mental. La inmersión en el agua y la rítmica respiratoria que acompaña al nado inducen estados de relajación profunda, ayudando a reducir el estrés, mejorar el estado de ánimo y favorecer la calidad del sueño (Tanaka, 2009).

Mejora de la calidad de vida

El ejercicio regular, como la natación, está fuertemente asociado con una mejor calidad de vida en adultos y personas mayores. Mejora el equilibrio, la coordinación, la autoestima y la percepción de bienestar (Costill et al., 2011). La posibilidad de adaptar los estilos y la intensidad del nado permite personalizar el entrenamiento según la edad, el nivel de condición física o la presencia de patologías.

Conclusión

Incorporar la natación a una rutina semanal, aunque sea una o dos veces por semana, puede representar un cambio sustancial en la salud física y emocional. Más que un deporte, nadar es una herramienta terapéutica y preventiva, que fortalece el cuerpo, calma la mente y mejora la calidad de vida.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *