SALUD

Impacto del entrenamiento de fuerza en la salud ósea y prevención de la osteoporosis

Introducción

La osteoporosis es una enfermedad caracterizada por la disminución de la densidad mineral ósea (DMO) y el deterioro de la microarquitectura del hueso, lo que aumenta el riesgo de fracturas. Afecta especialmente a mujeres posmenopáusicas, pero también a hombres y adultos mayores. Una de las estrategias más efectivas y científicamente respaldadas para prevenir su aparición y ralentizar su progresión es el entrenamiento de fuerza.

Diversos estudios han demostrado que el ejercicio de resistencia no solo incrementa la masa muscular, sino que también estimula la formación ósea y mejora su resistencia mecánica (Martyn-St James & Carroll, 2008; Zhao et al., 2015).


¿Por qué el entrenamiento de fuerza beneficia al hueso?

El tejido óseo es dinámico y responde a las cargas mecánicas. El principio de mecano-transducción explica que, cuando el hueso recibe una carga —por ejemplo, al levantar peso—, las células óseas (osteocitos) detectan la tensión y envían señales que estimulan la formación de nuevo tejido óseo.

Mecanismos clave:

  • Incremento de la densidad mineral ósea (DMO): especialmente en columna lumbar, cadera y fémur, zonas vulnerables a fracturas.
  • Mejora de la fuerza muscular: los músculos fuertes absorben mejor el impacto y estabilizan las articulaciones.
  • Reducción de caídas: al mejorar el equilibrio, la coordinación y la propiocepción.

Ejercicios más efectivos para la salud ósea

La evidencia científica sugiere que los ejercicios más beneficiosos para prevenir la osteoporosis combinan carga progresiva y movimientos multiarticulares.

  1. Sentadillas con barra o mancuernas → trabajan cadera, columna y rodillas.
  2. Peso muerto → fortalece la cadena posterior y estimula la cadera y columna.
  3. Press de banca o press militar → mejora la masa ósea de la cintura escapular.
  4. Remo con barra o mancuernas → favorece la salud de la columna dorsal.
  5. Ejercicios de impacto moderado como saltos o steps → estimulan el hueso de forma diferente a la carga estática.

Según la National Osteoporosis Foundation (NOF), la carga debe ser progresiva y adaptada al nivel de cada persona, evitando ejercicios de alto riesgo de caída o con posturas que comprometan la columna.


Frecuencia y volumen de entrenamiento recomendados

  • Frecuencia: 2 a 3 veces por semana, alternando grupos musculares.
  • Series y repeticiones: 2-3 series de 8-12 repeticiones con peso moderado-alto.
  • Progresión: aumentar la carga de forma gradual para seguir estimulando el hueso.
  • Complemento: incluir ejercicios de equilibrio, flexibilidad y coordinación.

Evidencia científica

  • Martyn-St James & Carroll (2008): revisión de 16 estudios que demostró que el entrenamiento de fuerza incrementa la DMO en mujeres posmenopáusicas en un 1-3 % en la columna lumbar y cadera.
  • Zhao et al. (2015): meta-análisis que confirmó mejoras significativas en DMO y fuerza muscular en adultos mayores tras programas de resistencia de 6 a 12 meses.
  • Watson et al. (2018): estudio LIFTMOR que evidenció que levantamientos pesados (80–85 % 1RM) y ejercicios de impacto controlados mejoran la masa ósea y reducen el riesgo de caídas.

Consideraciones de seguridad

  • Realizar siempre evaluación médica previa, especialmente en personas con diagnóstico de osteoporosis.
  • Técnica correcta para evitar lesiones.
  • Supervisión profesional, sobre todo en las primeras fases.
  • Evitar flexiones excesivas de columna con carga.

Conclusión

El entrenamiento de fuerza es una herramienta poderosa para mejorar la salud ósea, prevenir la osteoporosis y reducir el riesgo de fracturas. Incluir ejercicios multiarticulares, con carga progresiva y supervisión profesional, es clave para obtener resultados seguros y sostenibles.

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