DEPORTES

A ponerse las tablas con el ski de fondo

El esquí de fondo es una de las disciplinas más completas, en la cual se ejercita prácticamente todo el cuerpo, y con el plus de no correr tantos riesgos de lesiones como otras modalidades de ski.

¿Dónde nace el esquí de fondo?

Como muchos otros deportes, realmente el esquí de fondo no se creó con la idea de «ponerse en forma», de competir, ni tan siquiera como un pasatiempos para divertirse. Se considera probado que el esquí de fondo se creó hace aproximadamente 5.000 años en el norte de Europa, en Noruega y Rusia, como una manera práctica para desplazarse durante los fríos y nevados inviernos. Antes de su invención la gente se movía con raquetas de nieve, con una base mayor que permitía caminar sobre la nieve sin hundirse. Con el uso de esquís, se consiguió repartir de otra manera esa superficie de apoyo logrando un deslizamiento superior.

El esquí de fondo es la madre de todas las disciplinas de esquí: aquí nació ese deporte que nos engancha sobre los esquís, y después, sobre la tabla de snowboard. Con el paso de los años -¡y de los siglos!- se fue convirtiendo en el deporte tal y como lo conocemos hoy en día, cada vez con más aficionados.

El esquí de fondo también es conocido como esquí nórdico -por su lugar de origen-, cross-country skiing en inglés o ski de fond en francés. Así que cuando escuches cualquiera de estos conceptos, debes saber que estamos hablando de lo mismo.

El origen de todas las modalidades de esquí consiste en lo más básico: deslizarse. El esquí de fondo o esquí nórdico busca el deslizamiento y por ello se practica, principalmente, sobre terrenos llanos, con poca pendiente o con pendientes más pronunciadas pero cortas. El escenario suelen ser bosques, caminos y explanadas que quedan lejos de las grandes aglomeraciones. En definitiva, espacios naturales poco masificados para disfrutar del silencio y del aura tan especial que tiene el esquí de fondo.

El esquí de fondo se caracteriza por ser una modalidad bastante fácil de aprender, ya que no se adquiere la velocidad de las pistas del esquí alpino, y aportan más seguridad a los que no están acostumbrados a los deportes de adrenalina al ser un simple desplazamiento por superficies prácticamente planas. Además, es muy completo porque se ejercita todo el cuerpo: piernas, tronco y brazos. Otro punto positivo para este deporte es que el equipamiento (que veremos al detalle a continuación) es más cómodo que el rígido del esquí alpino y el casco no es imprescindible.

También nos gusta del esquí nórdico que tiene poco riesgo, al menos comparado con otras modalidades de esquí en las que es más frecuente recibir impactos, lo que hace que puedan practicarlo con seguridad desde niños hasta personas mayores. Y no nos olvidemos de que también es más barato: tanto el alquiler del material como los forfaits específicos para zonas de esquí nórdico son más económicos.

Dentro del esquí nórdico, podemos diferenciar dos estilos:

  • Clásico. Es el originario, el más antiguo, y el que se recomienda para iniciarse en esta disciplina. Consiste básicamente en deslizarse sobre la nieve avanzando con un esquí delante del otro, como si se estuviera andando, y transmitiendo el impulso del cuerpo de un esquí al otro. Cuando vamos por un entorno nevado virgen, en medio de la montaña, es muy fácil saber que ha pasado gente practicando esquí de fondo porque quedan unas huellas en la nieve muy característicias: líneas prácticamente paralelas, como si fueran raíles. En las estaciones de esquí, en cambio, estas «vías» las «construyen» las propias máquinas pisanieves: a su paso, en las zonas habilitadas para el esquí de fondo pasan un patín que deja marcados dos surcos paralelos para facilitar el deslizamiento.

  • Patinador o Skating. En este estilo no nos deslizamos con los esquís en paralelo a través de una huella, sino que nos desplazamos gracias al empuje o barrido lateral al impulsarnos de un esquí a otro. Para que te hagas una idea visual, el movimiento es similar al del patinaje sobre hielo. Esta disciplina es algo más complicada y exigente que la clásica, ya que requiere más equilibrio, es capaz de alcanzar velocidades mayores y depende de un tipo de nieve más trabajado que en el estilo clásico, que se puede practicar en cualquier tipo de nieve para esquiar. El Skating se recomienda después de aprender bien el estilo clásico.

En cuanto a la vestimenta, podemos empezar practicando esquí de fondo con el mismo equipo de esquí alpino. Ahora bien, si avanzas en la disciplina o tienes que comprarte ropa nueva, la que está específicamente diseñada para el esquí nórdico es más similar a la del running y abriga menos que la de alpino, porque la intensidad física es mayor. En todo caso, se sigue recomendando seguir el sistema de las tres capas.

Respecto a los esquís, dentro de todo los tipos de esquís que existen, serán algo diferentes en función del estilo de esquí nórdico que practiquemos:

  • Esquís clásicos. En este caso, tienen una zona bajo el pie que facilita la propulsión, para lo que se mplean escamas, pieles para esquí o cera. Las espátulas de los esquís clásicos son más pronunciadas. La longitud ideal de los bastones para este estilo es que lleguen hasta las axilas. Respecto a las botas, tienen un cuello bajo y son relativamente flexibles, para ofrecer libertad de movimiento al tobillo.
  • Esquís de Skating. Son más cortos que los esquís nórdicos clásicos y la zona de deslizamiento de la suela de las espátulas se prolonga hasta la cola. En cuanto a los bastones para «patinar», también son más largos, ya que es recomendable que lleguen a la altura de la nariz. Por último, las botas son rígidas en la parte del antepié y tienen un cuello rígido más alto desde la parte superior del tobillo para dar un apoyo extra a la hora de mantener el equilibrio.

Fuente: Estiber

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